El venture capital asiático aún no despega en Latinoamérica

Los fondos de inversiones asiáticos, como el singapurense GIC, los chinos Vision Plus Capital y Source Code Capital, o el chino-estadounidense BAI Capital aún dudan en invertir fuerte en América Latina.

De hecho, desde 2019, el protagonismo de las incursiones asiáticas en la región se lo llevó la mediática Softbank, a través de su Latin American Fund, de U$ 5.000 millones y con el que ha invertido hasta ahora US$ 3.500 millones en 48 compañías, y con el recientemente anunciado Softbank Latin American Fund II, que parte con un capital de US$ 3.000 millones.

De acuerdo con un reporte de la empresa de análisis de riesgo Momentum Works y la firma Cento Venture Capital de enero de este año, denominado «América Latina y Sudeste Asiático: caminos de mercados emergentes digitales», existe una gran disparidad, que se explica en parte por aspectos como la distancia, y las diferencias culturales e idiomáticas.

«Independiente de la barrera geográfica, lo que hacemos es observar compañías, desde el punto de vista financiero y del retorno, pero también desde el punto de vista estratégico. Esto quiere decir que buscamos a las startups que puedan proporcionar productos interesantes para nuestra compañía», explicó Tim Lee, vicepresidente de desarrollo corporativo de Taiwan Mobile, una de las empresas asiáticas que participaron del webinar de la Fundación Chilena del Pacífico.

«Cuando vamos tras ellas, tendemos a ver si existe una sinergia estratégica. Por ejemplo, si una compañía tiene un producto muy interesante que puede traernos nuevos clientes, obviamente vamos a estar interesados en invertir», agregó.

Su firma, una de las más relevantes de la isla, tiene una oficina de desarrollo corporativo que está a cargo de inversiones en distintas compañías, como telecomunicaciones o e-commerce.

«Hemos mirado algunas compañías en Sudamérica que nos ha presentado Soma Capital, una firma de VC con base en los Estados Unidos que ya ha invertido en startups de la región y que nos ha apoyado antes, presentándonos buenas compañías en otras latitudes”, detalló Tim Lee.

«En 2021, específicamente, tuvimos en la mira a dos compañías [latinoamericanas] fantásticas como son Rappi [de Colombia] y Yummy [de Venezuela], pero no concretamos la inversión, porque el proceso fue muy corto así que tuvimos que dejarlo pasar y quizás participemos en la siguiente ronda”, afirmó el ejecutivo.

 

2017, un año excelente para el VC chino

Ese año, Didi Chuxing, la compañía de viajes compartidos china, anunció una inversión considerable en la startup brasileña 99 para ayudarla a expandir sus servicios a otros países de América del Sur.

Aunque no se reveló el tamaño exacto del acuerdo, trascendió que la inversión superaba los US$ 100 millones.

Ese mismo año, Bluesmart, una startup de equipaje inteligente de América Latina, anunció una ronda serie A de US$ 12 millones liderada por Tsing Capital, una de las firmas de capital de riesgo más grandes de China.

Antes, en 2013, la compañía brasileña de antivirus, PSafe, había recaudado en serie C la cifra de US$ 30 millones de parte de Qihoo, el servicio de seguridad en línea más grande de China.

 

Hoy los dos fondos de CVC chinos más grandes son Tencent y Alibaba

En el caso de Tencent, estableció su fondo de venture capital corporativo, Tencent CVC en 2011, con US$ 785 millones en activos.

Como explican en su web, la estrategia de inversión de Tencent CVC es fortalecer su negocio principal y al mismo tiempo descubrir posibles disruptores del mercado, buscando fintechs de servicios empresariales, comercio electrónico, inteligencia artificial, atención médica y educación.

Este gigante invirtió en abril de 2019 US$ 150 millones en la fintech argentina de pagos móviles Ualá, una de las pocas incursiones realizadas en Latinoamérica y aportó US$ 90 millones en octubre de ese año a Nubank, en Brasil. Luego, en agosto de 2021, volvió a fondear- junto a Softbank – a Ualá, lo que hizo subir su valoración a US$ 2.400 millones.

También participó de la serie F del unicornio brasileño de transportes CargoX, en noviembre de 2021.

Pero, en general, no fueron incursiones frecuentes en el continente, como sí lo hizo Softbank, que invirtió en 39 startups latinoamericanas solo en 2021.

«Cuando Baidu y Didi llegaron a América Latina, había muchas expectativas de que el capital chino fluiría hacia América Latina. Eso no sucedió hasta hace poco, con Tencent, pero también algunos capitales iniciales, comenzando a ser más activos en acuerdos en la región», reporta el estudio.

El estudio apuesta a que esta tendencia continuará. «Históricamente América Latina y el Sudeste Asiático están separados por grandes distancias e influencias de sus respectivos vecinos del norte. Pero las interacciones recientes entre las dos regiones, sin embargo, traerán algunos posibles cambios interesantes:  tarde o temprano, el capital chino, coreano y japonés formará parte de ese proceso, siguiendo el ejemplo de las inversiones de Tencent o Softbank», afirma.

 

No es fácil aterrizar en América Latina

«La realidad es que aterrizar en América Latina para los inversionistas asiáticos es obviamente más difícil que para un fondo local», aclaró Kay Mok-Ku, managing partner en Gobi Partners, un fondo de VC basado en Malasia, pero con presencia en 13 naciones asiáticas, como China, Singapur y Corea del Sur.

«Softbank es diferente, porque son globales y son demasiado grandes. No son diferentes de firmas de VC gigantes como Sequoia [Capital], y cuando eres así de grande tienes que volverte global», continuó.

El gestor de fondos considera que es más realista que startups latinas con potencial aterricen en Asia para crecer allá. «De esa forma sería más fácil para nosotros ingresar, porque el venture capital es sobre dinero inteligente, no es solo proveer fondos», enfatizó.

«Asia y Latinoamérica son mercados muy similares que se han desarrollado en paralelo. Hace 10 o más años, no había VC, solo inversionistas ángeles y en cierto momento el mercado se vuelve lo suficientemente grande y sucede que las grandes inversiones pueden llegar de cualquier parte […]. Hoy, ambos ecosistemas son grandes, así que quizás en diez años en el futuro las cosas pueden ocurrir antes», concluyó Mok-Ku.